jueves, 27 de diciembre de 2012

Palabras para C.

Tormenta, terremoto, huracán. Cualquier fenómeno meteorológico de virulentas consecuencias, eras, siempre que aparecías. Un imán, mi polo opuesto, ese que me atrae sin que lo pueda remediar. Una idea recurrente, que se repite cíclicamente y que no podemos evitar, que recordamos sin querer, siempre. Una utopía, na ilusión, un quiero y no puede ser.
Todo eso fuiste.
Y yo era rabia, como cenicienta a media noche, otra vez doncella y con calabazas en vez de carroza. Sin mi zapato de cristal cada vez que te ibas.
Y volviste, otra vez con tus palabras, retando a mi escepticismo y armando hasta los dientes mis ganas de quererte. Acelerando el tiempo, volviendo el ritmo y la vida surrealistas, quitando todo significado a la palabra utopía y ayudando a mis sueños, a los que tuve desde que te conocí, a dar un golpe de estado e invadir mi mundo, convenciéndome de que, los cabrones, a veces se hacen realidad.
Y al pulso entre mi miedo y la confianza hay que añadir mi lucha, constante, con el temor a despertarme un día y darme de bruces con la realidad que conocía antes, con el mundo sin ti, que ya no es mundo, ni es nada.
Porque a todas las cosas que fuiste, sumaremos que hoy, ahora, eres vida. Mi vida. Que si algo aprendí todo este tiempo es que la quiero vivir solo contigo.

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