miércoles, 26 de diciembre de 2012

Alegría, roca dura.

Es siempre el mismo ciclo.
Construir. Destruir.
Tú te pasas la vida construyendo tu coraza.
Alegría, roca dura, más orgullo y a vivir.
Vas tranquila, sin dejar que se fisure, protegida, creyendo que nada te podrá dañar.
Ingenua... ¿No lo ves?
Es lo mismo cuando la lluvia erosiona las piedras.
Poco a poco.
Tan despacio que no se aprecia el desgaste hasta un siglo después.
Y no eres roca.
Pero este aguacero está haciendo mella en ti también. Tan dura, tan fuerte, tan mentira todo eso en tu interior.
Muesca a muesca.
Lentamente se descubre tu fragilidad.
Unas grietas, agujeros y, al final, tras aguantar varios tsunamis, una gota reducirá tu caparazón a escombros.
Destrucción.
Y vuelven las preguntas.
¿Qué pasa? ¿Qué pasa que no encuentras abrigo? ¿Qué oscuro mal albergas que ni dios te quiere abrazar?
Y solo queda volver a construir.
Alegría, roca dura, más orgullo y a vivir.
¡Y hasta la próxima tormenta!

No hay comentarios:

Publicar un comentario